Pizarras que esquilman

La comarca de Valdeorras, situada en el noreste de la provincia de Orense, se encuentra dominada por el Rio Sil, arteria principal de la zona, rio que genera grandes escarpados y valles inaccesibles, lo cual le da un carácter singular a la zona. No en vano, en ella se localiza el pico más alto de Galicia, Peña Trevinca (2127 m).


Valdeorras es una comarca un tanto especial. Se la conoce habitada desde mucho antes de los romanos (numerosas pinturas rupestre así lo atestiguan), pero ya desde época romana, parece ser que esta comarca había de estar destinada a ser pasto de la minería y cantería. Los romanos ya buscaban oro en el Sil, por ejemplo. Mucho más recientemente, la Alemania de Hitler explotó estas tierras en busca del codiciado Wolframio, usado como un importante refuerzo de toda su maquinaria de guerra. Y fue precisamente por esta época, durante la denostada Guerra Civil española, que parte de la comarca, fue el refugio de todos aquellas gentes que fueron categorizadas como anarquistas, comunistas, sindicalistas, obreros, republicanos y milicianos que simplemente escapaban de la represión, o tenían miedo a las represalias del mal llamado Frente Nacional.


Actualmente la economía de la zona, está basada principalmente en la explotación de canteras de pizarra, aunque la agricultura y, cada vez menos, la ganadería, tiene también su parte de importancia en el desarrollo económico de la zona.


Y aquí es donde nace la dicotomía de esta zona. A la vez que las canteras generan un importante recurso económico a la zona, destrozan el patrimonio natural gallego de una zona con un alto valor medioambiental. Hábitats donde anida el Águila Real, o se ha constatado la presencia del lobo, se encuentran afectados seriamente por la explotación de estas canteras.

 


 
Si nos ponemos en contexto, el Estado español es el máximo exportador de pizarra del mundo, seguido de China, llegando a exportar el 85% del cómputo global de la pizarra. La comarca de Valdeorras es el mayor distrito pizarrero del mundo, con unas 70 explotaciones activas, y generando unos 180.000 millones de euros en 2020, sin embargo, la compañía que explota la zona es un holding empresarial americano.



Las consecuencias de esta actividad son claras y evidentes en la zona. Muchas de estas canteras se sitúan cerca del Teixadal de Casaio, monte de tejos más importante de Europa, y muy cerca de la Peña Trevinca, la montaña más alta de toda Galicia, declarada LIC (Lugar de Interés Común) e incluida en la Red Natura 2000.

 

 

Investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela han contabilizado que se han afectado 1.200 Ha. La degradación del paisaje es muy evidente. Se generan enormes agujeros, y se dejan los residuos extraídos junto a los mismos, generando enormes laderas de piedras negras, de muy difícil aprovechamiento posterior, ya que son materiales gruesos depositados sobre la tierra fértil, que queda enterrada. Se calculan que han desaparecido 6 kms de los ríos de la zona. 

Pese a todo el desastre ambiental, se calcula que sólo se aprovecha el 5% de todo el material extraído.

 

En el proceso de extracción de la pizarra no hay contaminación química, pero el polvo en suspensión generado por la extracción, contamina el agua de los ríos, y perjudica a los trabajadores y habitantes de la zona. Muchos de sus habitantes han sido diagnosticados y jubilados anticipadamente por silicosis.

 


 
Francisco, presidente de la Comunidad Foral de Casaio, no está en contra de la producción de pizarra, pero si que ha puesto numerosas quejas ante la Xunta Galega, por la excasa, o mejor dicha nula restauración de la zona de extracción, cuya obligación debe correr a cargo de la Xunta, según queda publicado en un BOE del año 2003.
Expone que habría que movilizarse para exigir planes de recuperación, ya que el peligro de que se agoten las canteras de pizarra, puede acarrear el problema de quedarse sin trabajo futuro, y con un patrimonio natural totalmente arrasado.

 


 




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