LES PESQUERES A XABIA

"Las pesqueras de los acantilados de la Marina Alta son un legado único en todo el Mediterráneo. Una antigua prática sobre un litoral singular, de paredes calcáreas abiertas a levante. De este riquísimo patrimonio cultural, definido por el espacio, pero también por el tiempo, los usos y prácticas tradionales, el término de Xàbia custodia cerca de setenta pesqueras. Desde los acantilados al noroeste del Cap de Sant Antoni, hasta el extremo sur de la Granadella, el morro del Roabit, gentes de Xàbia y el Poble Nou de Benitatxell se han descolgado sobre las abruptas paredes de roca hasta llegar a tocar el mar. Desde allí, sobre la peña o sobre el cañizo, se practicaban diversas técnicas  y aparejos para capturar sepias, calamares, sargos, y una larga lista de especies marinas. Con refugios naturales más o menos adecuados y transformados, usando un simple cañizo colgado sobre las paredes de roca o bien desde las propias peñas, aprovechando el resalte de una cueva, los hombres de Xàbia han practicado desde tiempos antiguos esta arriesgada pesca que ha provocado muchos accidentes y algunas muertes" (Ximo Bolufer, arqueólogo del Mvsev Soler Blasco, Xàbia)

Así fué, hasta que el final de la sociedad tradicional, y la llegada del turismo, provocó el abandono de las tierras, edificaciones, produjo la transformación del paisaje, y por supuesto, provocó el abandono de las pesqueras. Ello llevó a que los procesos urbanizadores que se hacian en la costa provocasen la total desaparación de aquellas sendas que permitian el acceso a estos espacios, que aún hoy se conservan casí vírgenes. Tal es el caso, que muchas de estas sendas, están ocupadas actualmente por parcelas y chalets privados, lo cual dificulta e impide poder acceder a estos lugares ya de por si intransitables, llegando en algunos casos a la total ocupación privada de un espacio que afortunadamente, la legislación califica como público, pero que debido a los lentísimos procesos administrativos, resulta casi imposible volver a recuperar y disfrutar de ellos.

Nombres como Banc d' Ambolo, Morro del Corb, Banc de Manises, etc, debieran ser nombres conocidos por la gente y administradores del lugar, para, precisamente, impedir que puedan llegar a desaparecer, y con ello volver a recuperar unas tradiciones y paisajes, que fueron forjando la personalidad de este entorno tan privilegiado.


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