SALADAR DE XÀBIA. HUMEDAL LITORAL

  

Desde hace tiempo existe una polémica o controversia, originada mayoritariamente por promotores inmobiliarios, sobre la designación como Humedal, o no de la zona llamada “SALADAR” en Javea. La verdad es que a día de hoy, este espacio no viene definido como tal en las cartografías oficiales de las distintas administraciones. 

Recientemente, y con el último episodio de lluvias, hemos podido comprobar que la zona tiene una gran capacidad de retención de agua, y por eso hemos querido interesarnos por sus características tanto geológicas, como ambientales e incluso culturales, dado que es una de las zonas con un alto interés de desarrollo urbanístico, debido a la proximidad del litoral. 

 


 

Según el estudio GEOARQUELOGÍA Y CUATERNARIO LITORAL (MEMORIAL MARIA PILAR FUMANAL) editado por la UNIVERSIDAD DE VALENCIA, FACULTAD DE GEOGRAFÍA, en el momento interglacial actual (la Tierra se encuentra actualmente en un período interglacial dentro de la glaciación cuaternaria, con el último período glacial del Cola, aproximadamente 12500 años con el inicio de la época conocida como Holoceno) se pone en marcha de nuevo la dinámica de ascenso del nivel del mar, que se traduce en una progresión de los ambientes marinos hacia el interior de la costa, generando espacios palustres (espacios lagunizados), más o menos anóxicos, que llegaron a ocupar la restinga (cordón litoral que se debe a la acción combinada de transporte de materiales por las corrientes de deriva litoral) del pleistoceno (período geológico que pertenece al período Cuaternario; y que precede al Holoceno). El avance continuado del mar prosiguió durante el Holoceno medio, hasta negar la zona marjaleña anterior a la restinga fósil, de modo que el mar llegó hasta los afloramientos calcareníticos, introduciendo un importante contingente de depósitos marinos, con fauna infralitoral, y dando lugar posiblemente, en algunos puntos, a un modelo de costa entallada en micro-acantilados y configurando pequeñas zonas húmedas después de la restinga fósil.

Vinyals (Vinyals et al. 1993) ya deja claro que un paisaje parecido al descrito, lo encontramos en la bahía de Xàbia, donde un pequeño humedal persiste en las inmediaciones de la rotura de una restinga fósil, aislado del mar por un cordón litoral subactual. Asimismo, la definición que otorga el actual Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en los humedales costeros es que son ecosistemas en los que entran en contacto, en mayor o menor medida, el agua de origen continental con el agua marina. A menudo son áreas de recarga o descarga de acuíferos, de modo que los flujos hídricos pueden ser directos (mareas) o indirecta (comunicación de flujos de agua subterráneos). De los ecosistemas litorales, son los humedales los que muestran un mayor grado de dinamismo y una mayor variedad en el régimen estacional. Por el carácter abierto y la relación con el entorno, suelen ser ambientes eutróficos, ricos en nutrientes. Las particularidades funcionales de los humedales les confieren considerables valores e importancia ecológica, tales como:

Rellenar los acuíferos subterráneos.

Limpiar el agua. Los humedales actúan como una depuradora de aguas residuales, filtrando desechos nocivos para las personas y el medio ambiente. Los sedimentos, plantas y especies marinas absorben algunos de los contaminantes procedentes de los pesticidas, la industria y la minería, incluyendo metales pesados ​​y toxinas.

Control de inundaciones. Los humedales son amortiguadores de la naturaleza. Las turberas y las pastos húmedos en las cuencas fluviales actúan como esponjas naturales, absorbiendo las precipitaciones, creando amplias balsas de superficie y reduciendo las crecidas de los arroyos y ríos. Esta capacidad de almacenamiento también protege contra la sequía. 

Colectores de CO2. Las turberas cubren aproximadamente el 3% de la superficie terrestre del planeta pero contienen el 30% de todo el carbono almacenado en la tierra. Mantienen la biodiversidad. Los humedales tienen más de 100.000 especies conocidas de agua dulce, y esa cifra aumenta continuamente. Además, los humedales son esenciales para muchos anfibios y reptiles y también para la reproducción y migración de las aves.

Los valores ambientales contrastan con su extremada fragilidad. Los humedales son sistemas particularmente sensibles a las alteraciones de su régimen hídrico. Muchos de los humedales han sido desecados, algunos de forma irreversible, por razones sanitarias (zonas endémicas de paludismo) y económicas (transformaciones agrarias).

 
 

En el caso del espacio del que estamos hablando, y que tenemos en el municipio de Xàbia, El Saladar, estas tierras indican claramente su carácter singular, marcado por la presencia de aguas salmayas. Las características geográficas tan especiales del Saladar, han acondicionado su uso y aprovechamiento por los hombres que desde antiguo han ocupado ese territorio. Esta zona, llana y deprimida, originariamente formaría una zona marjalense que se alimentaba por las fuentes y barrancos que desde cabo Martí y Adsubia aportarían importantes caudales de agua dulce. Los desagües naturales que el hombre canalizó, verterían las aguas acumuladas en el Saladar hacia la Fontana y el Arenal. De esas obras de ingeniería hidráulica tradicional ahora sólo queda la acequia del Saladar, que ha sido restaurada en tiempos recientes. Estas intervenciones, realizadas posiblemente en época medieval, estaban destinadas a aprovechar unos terrenos con una enorme potencialidad agrícola (El Saladar y las Salinas de Xàbia, Joaquim Bolufer, arqueólogo M.I. Ajuntament de Xàbia).

Hoy en día podemos observar en la zona, estructuras de la época destinadas a desagüe y canalizar el agua contenida, tal y como también queda reflejado en el plano parcelario catastral realizado en los años 1960.


Desagües como el que discurre paralelo al Camino de la Morera (círculo de la Izquierda en el anterior plano), y que desemboca en la Avenida Tamarits, todavía se pueden apreciar ejecutados con piedra tosca de la zona, o el llamado “De la Font dels Albanells” (círculo de la derecha en el anterior plano) situado frente a la Acequia de Noria, y que se encuentra en tal estado de abandono que es imposible discernir con precisión su ubicación, si bien hemos podido encontrar alguna estructura de la época, tal y como se puede apreciar en las siguientes fotos:


Desagüe Camí dels Morers 
 

 
Desagüe Font dels Albanells 

 

Como curiosidad, podemos apreciar también arbolado como los Tamarindos que a día de hoy se encuentran en el desagüe que discurre por el Camí de la Morera, y que ya vienen reflejados en la ortofoto del vuelo fotogramétrico del año 1956-1957 (americano serie B, fuente del Institut Cartogràfic Valencià):


 

 

Si nos referimos al valor botánico de la zona, debemos citar a una de las personas que más conocimiento ha demostrado de la zona, el biólogo Jaume Soler que en varios estudios ha destacado la singularidad de este marjal. Soler hizo hincapié en la importancia de la diversidad de flora del Saladar, ya que en esta zona se encuentran tres especies incluidas en el Catálogo Valenciano de Flora Amenazada, como son la Parentucellia viscosa, el Limonium interjectum y la Cressa cretica, así como cuatro ecosistemas protegidos por la Directiva Hábitats de la Unión Europea, todo lo cual aporta un valor especial en el entorno de La Marina Alta y del País Valencia. 

En base a todas estas evidencias, podemos estar en condiciones de asegurar que la zona del Saladar de Xàbia debería formar parte del catálogo de humedales de la Península Ibérica, y tener la protección que merecen sus características físicas, geológicas, culturales y botánicas.

Hoy en día, el M.I. Ayuntamiento de Xàbia, ha propuesto para la revisión del actual Plan General de Ordenación Urbana, que toda la zona pase a ser Zona Rural Protegida “El Saladar”, sin embargo, a día de hoy, no existe normativa específica que regule los usos de una zona tan sensible, y con tanto de valor medioambiental como es el “Saladar de Xàbia”.

 




 


 


 

 

 


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