LA RECTORIA, UN POQUITO DE HISTORIA

 La historia de la Rectoría está íntimamente ligada a las abundantes transformaciones históricas de las demás poblaciones que forman la comarca del Marquesado de Denia. Denia, Diniu (Ibericos), Hemeroskopeion (griegos), Dianium (romanos) o Dánniyya (musulmanes) es una prueba de la maravillosa amalgama de pueblos que han pasado por estas tierras. Desde principios siglo VIII la comarca es conquistada por el musulman Tarik, formándose el Reino Taifa de Denia, y los pueblos de la actual Rectoría quedarán integrados en el mismo.





Durante  este periodo, Denia fué un centro urbano y marítimo muy importante, y así duró hasta la reconquista por parte de las tropas cristianas del rey Jaume I, a mediados del s. XIII. Rafol d’Almunia tiene su origen en el vocablo árabe “Al-munis”, la elevada, ya que en esta población se encontraba un antigua alcazaba musulmana que fue escenario de una de las sublevaciones contra los ejércitos cristianos, por parte del caudillo Al-Azraq, nacido en Alcalà de la Jovada, que llegó a tener una gran amistad con el Rey Jaime I y Alfonso X, pero que en sus dominios se realizaron numerosas sublevaciones contra la dominación cristiana, hasta tal punto que varios historiadores han encontrado, en la rememoración de las revueltas de Al-Azraq, el origen de las fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy.



Con la constitución del Reino de Valencia por Jaume I, nuestros pueblos islámicos de la Rectoria, quedaron integrados bajo la gobernación de Xàtiva en la demarcación regida por Denia. No fué hasta el siglo XVI que se destinaron los medios necesarios para que la repoblación fuera realmente efectiva. El rector de Denia D. Gaspar Jofré de Borja, fué el encargado de crear nuevas parroquias en lugares moriscos, de manera que creó en estos lugares nuevas rectorías, destacando por su importancia las nuevas rectorías de Vergel, Ondara, Beniarbeig y Rafol d'Almunia, a esta última se aglutinaron posteriormente las poblaciones de Sagra, Benimeli, Sanet y por último la de Tormos, que dependía de la Rectoría de Orba.



La expulsión de los moriscos fue nefasta para el Reino de Valencia. Los moriscos acumulaban un gran valor específico en el Reino, al ser una población muy activa y trabajadora, que dominaba como ninguna las artes agrícolas, el uso del agua y aportaba importantes dividendos a las arcas del estado.
La consecuencia de la expulsión fué la pérdida de  casi una tercera parte de la población y el abandono de la mayor parte de los pueblos, paralizándose la mayoria de los oficios, especialmente la agricultura. Esta situación provocó una considerable disminución en la recaudación de impuestos, generando enormes modificaciones en la propiedad y estructuras sociales.


Después de la expulsión, era necesario repoblar, pero esta repoblación fue un proceso de ocupación pacífica de los pueblos deshabitados por la expulusión de los moriscos, adjudicando a los pobladores casas y tierras, con la finalidad de que fueran cultivadas y puestas en explotación. Los repobladores que vinieron, fueron en su gran mayoría personas pobres, jornaleros agrícolas o pequeños propietarios a los que emplazaron principalmente en tierras de dudosa calidad, al servicio de los señores, gente rica y órdenes eclesiásticas o militares, bajo un régimen feudal.


Escudo de la Familia Almunia, que fué "picado" por los labradores, en la 2ª Germania



Por eso, durante los siglos XVII y XVIII, los pueblos valencianos fueron un foco de conflictos sociales entre la nobleza y sus vasallos, que acabaron en una revuelta violenta llamada 2ª Germania
En este proceso, en la zona de la Rectoría, cobra especial relevancia la figura de Francesc Garcia, uno de los dirigentes de las protestas realizadas contra la nobleza. Francesc fué una persona que desempeñaba un notable protagonismo en las reivindicaciones y negociaciones campesinas, de tal manera que llegaron a enviar al REy Carlos II "El hechizado" un listado en el que figuraban los dueños de las poblaciones que imponían rentas abusivas a los pobladores, entre ellos D. Lorenzo Mérita, dueño de Negrals o el Conde de Villafranqueza, dueño de Benimeli
Francesc Garcia fué dirigente político del ejército denominado dels agermants y llegaron hasta entablar batalla hasta al mismo virrey de Valencia, el Marqués de Castel Rodrigo. Els agermanats fueron finalmente derrotados y a García se le consideró un de los principales culpables de la rebelión, por lo que se le condenó a muerte. Sin embargo, nunca fué capturado.
A la muerte de Carlos II, le sucede en el trono Felipe V, que protagonizó el triunfo en la batalla de Almansa en 1707 en la guerra de Sucesión, y decidió la suerte del reino a favor de la causa borbónica, decretándose la abolición de los Fueros Valencianos, poniendo fin al ordenamiento jurídico e institucional de los reinos de Valencia y Aragón, con la supresión de los foros, las Cortes y su autonomía.


Fuente: La Rectoria, Breve recopilación histórica de la Rectoria del Marquesado de Denia, en el Reino de Valencia, de Carlos Cardona Domenech

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